Lo que aconteció este viernes en la asamblea extraordinaria de la ADFP fue, por decir lo menos, jalado de los pelos (partiendo del hecho de esperar al último momento para “resolver” el embrollo). Un absurdo de grandes proporciones. La idea era lidiar con los argumentos “cortoplacistas” de la Agremiación de futbolistas, que con todo su derecho requirió que, como máximo, exista un plazo de 12 meses para refinanciar las cuotas de los clubes deudores. Sin embargo, el ente máximo del fútbol profesional, avalando increíblemente la informalidad, no dio marcha atrás y, apoyado en uno de los artículos de las bases del campeonato, se salió con la suya y no cerró filas con el Safap, anunciando que el Descentralizado empieza sí o sí pese a que no actúen los jugadores profesionales.
¿En qué cabeza los clubes que integran la ADFP, expresamente Universitario, Alianza Lima, Sport Boys, José Gálvez, Cienciano y Cobresol, grandes responsables de este caos, pretenden imponer sus condiciones cuando son los deudores? Por regla básica, ellos tienen que ceder más no pretender elaborar el cronograma de pagos, como en este caso aspiran a hacerlo en un lapso de 24 meses. Lo increíble del asunto es que el sistema, que incluye a equipos de la otra orilla; es decir, que tienen un manejo responsable y ordenado, son desfavorecidos de manera descarada a expensas de una evidente protección a los infractores (como que varios de los deudores tienen mejores canteras y, obviamente, les irá mejor en el debut del Descentralizado).
Una vez más, pues, el torneo se entrampa por culpa de incapaces que no saben llevar las riendas de una entidad y que en el primer acto ponen a la deriva a un campeonato que, tras lo acaecido en 2011, debió arrancar con otra perspectiva. La ADFP los avala, pero además la FPF también tiene bastante responsabilidad con un presidente como Manuel Burga que se lavó las manos y les cedió la posta a sus tres directores, los cuales finalmente fracasaron en el intento de negociar con el Safap; para remate, se invitó a Francesco Manassero y compañía a una reunión en la Videna para el 21 del presente, dos días después del papelón que pasará el fútbol peruano luego de iniciar su campeonato de Primera División con una mixtura de juveniles y reservistas sin contrato profesional, situación que impuso la ADFP ante su negativa de posponer el inicio del torneo y ante la evidente huelga de los futbolistas agremiados; en pocas palabras, una indiferencia absoluta.
Los grandes protagonistas del espectáculo, que en parte tienen responsabilidad de este lío por haber firmado planillas conociendo la realidad institucional de sus respectivos clubes, hicieron bien en plegarse a la huelga y más aún respaldados por otro grupo de jugadores que militan en equipos estables pero que, por la causa, tampoco estarán presentes en la fecha 1 del Descentralizado. Se repite la historia de 2003 y, como es obvio, el fútbol peruano colapsa y toca suelo. Pero por otro lado, los que apoyan a la informalidad y la cultura chicha en nuestro torneo saltan de un pie. Y es que una vez más se salieron con la suya pese a que expondrán a nuestro torneo a la vergüenza mundial.
Fuente: Dechalaca.com
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