La final soñada del Mundial entre las archirrivales Brasil y Argentina estuvo a punto de irse al garate. Un latigazo al travesaño del chileno Mauricio Pinilla en el minuto 120 de la prórroga casi dejó fuera del torneo a la anfitriona, mientras que la albiceleste se salvó este martes tras un cabezazo al poste del suizo Dzemaili, en el minuto 121 del tiempo extra, que heló la sangre de más de 40 millones de argentinos y que maldijeron 200 millones de brasileños. Los dos campeones del Mundo estarán presentes en cuartos de final con la morbosa ilusión de jugarse el título el próximo 13 de julio en el Estadio de Maracaná.
La 'Messidependencia' se hizo de nuevo patente en Argentina. El megacrack del Barça fabricó la jugada del decisivo gol de Ángel di María cuando la prórroga agonizaba y el partido se encaminaba a los penaltis. En el minuto 118, Leo parecía totalmente fundido pero sacó fuerzas de flaqueza para iniciar una galopada desde medio campo que terminó con una providencial asistencia a Di María. El extremo del Real Madrid no perdonó. Atacó, creó peligro y acabó anotando el gol de la victoria.
El final de temporada del 'Fideo' ha sido espectacular. Fue decisivo en la final de Copa ante el Barça abriendo el marcador y también en la final de la Champions se marcó otro jugadón, en el minuto 110 de la prórroga, que terminó con el gol de Gareth Bale, un tanto que adelantó al Real Madrid frente a un Atlético que terminó goleado en Lisboa.
Después del partidazo de Di María ante Suiza pocos madridistas entenderían que el Real Madrid lo cambiara por el joven colombiano James Rodriguez, que se mantiene como 'pichichi' del Mundial. O Florentino Pérez hace saltar la banca del Mónaco (club donde juega James) o el presidente blanco tendrá que justificar muy bien ante la afición la hipotética marcha del 'Fideo'. La prensa deportiva madrileña asegura que el argentino ha pedido ser traspasado al no sentirse valorado ni querido en el Madrid. Habrá que ver cómo acaba este asunto que ya empieza a tomar tintes de película de suspense.
Emoción hasta el último segundo
Con el tanto de Di María no se acabó el sufrimiento de Argentina, porque Dzemaili, jugador de 28 años del Nápoles, cabeceó al palo a bocajarro y en el rebote, a menos de un metro de la línea de gol, tampoco acertó. Y en el minuto 125, una falta peligrosísima de Shaqiri al borde del área se estrelló en la barrera para alivio de una albiceleste sostenida atrás por un gran Javier Mascherano. A falta de los goles de un apagado Higuaín (el 'Pipita' lleva casi un año sin marcar con su selección) tuvo que resolver la 'sociedad' Messi-Di María, aunque el equipo de Alejandro Sabella sigue sin convencer y dejando muchas dudas.
Suiza hizo un buen partido, con un extraordinario Diego Benaglio bajo los palos (el enésimo portero que brilla en el Mundial). Los helvéticos, sin embargo, tuvieron que marcharse a casa. Fue el último partido como entrenador del veterano Ottmar Hitzfield, que se despide tras esta Copa del Mundo. El ex preparador del Bayern de Múnich, convertido muchas veces en azote del Real Madrid en Europa, perdió en las últimas horas a un hermano, pero quiso estar con sus jugadores. El técnico alemán sufrió en sus carnes lo que han venido haciendo históricamente un sinfín de equipos de su país: ganar partidos cuando se les daba por muertos.
Argentina fue la que más buscó la victoria. Tras el descanso se comió a una Suiza que acabó más entera físicamente. Los jugadores y aficionados argentinos terminaron santiguándose y rezando más veces que su insigne compatriota, el Papa Francisco. Con el pitido final, Sabella y sus jugadores se abrazaron como si hubiesen ganado el Mundial. Los palos mantienen vivo el sueño de ver una final entre Brasil y Argentina. Todavía quedan por delante unos cuartos y unas semifinales que también se vislumbran apasionantes.(md)
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